Wednesday, August 24, 2005

The Last Emperor

I am back from a two-week trip to Beijing, China. I took this picture of "Little Buda" right by the northern entrance of the huge Forbidden City, after asking for permission to the kid's grandad. He could perfectly be featuring a sort of Last Emperor character. Fortunately, the kind of China he will meet in the near future has nothing to do with that of the beginning of the twentieth century. The new China, which is not a sleeping giant anymore but a threatening reality, is a powerful society leading
the world economy, including that of the United States (in which China plays the role of sustaining US public debt).
China has not only a promising future but a fascinating and terrific present. Chinese work 24/7 in reshaping the country, import technology from Japan, US or the EU (do we still have some technology to export?), and its companies (Lenovo, Haier, China Air) drive the growth of the economy. In addition, a sort of pride emerges again in China to make their ancient civilisation and traditions more notorious among the western world. Definitely, our future will be Chinese or won't be.

The two girls in the second picture, who work in a fashion store in the district of Xidan, are fully aware of this new Chinese pride. Their smile symbolises the present of a powerful nation.

I guess that the key to the success of China in the following years will be its capacity to manage the growth, avoiding military tensions with the US and the neighbours (Japan, North Korea, roommate Taiwan). The temptation of looking for a sort of Lebensraum formula is too easy. And the possibility of annoying other countries (US, Japan) for overtaking their economic role in the world is too plausible. So China, in both fields, military and economy, will need the same kind of empathy showed by the three Beijingers appearing in this post.

Tuesday, August 09, 2005

Em publiquen a "El Mundo" una carta en què demano l'oficialitat del català a la resta d'Espanya




Avui publiquen a "El Mundo", edició en paper, pàgina 6, "Cartas al Director", un email que l'autor d'aquest blog va enviar ahir. No m'esperava aquesta celeritat, la qual cosa dóna credibilitat al diari, o possiblement, això vol dir que el mes d'Agost és un bon moment per enviar "cartes al director". (No sóc capaç de trobar-la a internet, així que la reprodueixo, en lletra petita, aquí mateix)

Un votante de ERC que admira a El Mundo

Sr. Director:
Felicidades por su periodismo de investigación. Cuando la abundancia informativa, que no de conocimiento, casi nos ahoga, El Mundo flota en medio del oleaje, como un espacio de libertad. Cuando los blogs son casi mi única fuente de información, su diario propone un periodismo que hace posible que el medio tradicional de comunicación sea aún atractivo. Mi email es el reflejo de una complejidad y un poliedrismo en la forma de pensar y en la definición de identidades del siglo XXI que algunos parecen ignorar. Y es que defiendo una ideología soberanista para la ciudadanía catalana, es más, soy un asiduo votante de ERC. Sin embargo, considero que no hay otro espacio para la defensa de las ideas que no sea el de la razón, el de la exposición de argumentos y medidas que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos. Me alejo del egocentrismo de personajes como Carod-Rovira y admiro la capacidad política de Joan Ridao. Este último, junto a Josep Piqué, representa un pequeño ideal: el de la política como carrera de prestigio, como lugar de encuentro del talento, y no como reducto de lucha por el poder entre individuos cuya mediocridad no les concedería un espacio profesional en ninguna otra parte. Las identidades hoy en día son eso, un melting pot de razonamientos, de Historia, de visiones, de distintas verdades. Le felicito por ocupar este hueco de libertad, por representar un desafío intelectual, y le animo a seguir adelante, aunque Alejandro Agag se ponga de por medio. Finalmente, un deseo: que El Mundo sea un portavoz en España de la pluralidad cultural del Estado. Ojalá, algun día, decir que soy catalán sea una etiqueta para que un salmantino o un alicantino me identifiquen como ciudadano español de prestigio. Para ello, es necesario que medios tan fantásticos como el suyo pongan más esfuerzo en difundir la idea de que lo catalán es de todos los españoles; que lo más normal en democracia y en un proyecto común de todas las culturas españolas, sería que el Estado fuera el primer garante de la proyección de Cataluña hacia España y hacia el resto del mundo (Literatura en catalán, documentales en catalán, exposiciones sobre cultura catalana, oficialidad del catalán en España, etcétera). Sinceramente, el día que el Estado se haga corresponsable de nuestra proyección, se habrá corregido uno de los mayores embrollos identitarios de la península.

Saturday, August 06, 2005

Suicidio gastronómico

Eso es lo que le sucede a la Barcelona del siglo XXI. Un suicidio gastronómico, con la más absurda connivencia de su alcalde, Joan Clos, más preocupado por mantenerse en forma ante las melodías brasileiras de Carlinhos Brown, que por mantener la autenticidad de la mayor aglomeración urbana del Mediterráneo occidental.

Hemos evolucionado del "Barcelona posa't guapa" al "Barcelona sigues cool", y de éste último al "Barcelona ni te atrevas a no ser fashion". Una confusión, un desenfoque sobre lo que realmente significa la evolución. Perder joyas gastronómicas como el "Celler Ciurana", víctima de la especulación inmobiliaria alentada por el consistorio local (es decir, el tinglado de Clos), tiene categoría de homicidio, que no suicidio, gastronómico. Suerte que en ocasiones, el sabor de los recuerdos, en este caso el de la "mestressa" Montserrat Rabascall, supera incluso el sabor de un pasado que fue presente. El adiós a sus "escudellas i carn d'olla", sus anchoas cantábricas o su "pollastre amb prunes" nos remite indudablemente a un estado de melancolía estomacal.

Por esta razón, cada vez que visito uno de esos raros residuos de la Barcelona gastronómica auténtica, siento la emoción de posiblemente estar disfrutando del último tramo de su larga vida, ya sea en entornos como el Poble Sec o la Barceloneta. Veo de lejos como el gran crucero de la especulación, con el alcalde de capitán, se acerca, atemoriza y acecha a ilustres inquilinos como los míticos "Quimet & Quimet" o la cervecería "El Vaso de Oro". Sólo nos queda plantar la barricada del buen sabor, ése de los montaditos insuperables preparados por Quimet y su hermana Joana, o el de las flautas de cerveza y almejas del Vaso de Oro.

La mejor garantía de mantener la autenticidad y al mismo tiempo seguir evolucionando, como suele suceder, es la fusión de identidades, la transición razonable. Y así lo demuestra Ferran Adrià, vanguardista por excelencia, que es un asiduo del bar Quimet.

Este post es un homenaje a estas figuras del buen sabor barcelonés, que mantienen viva nuestra capacidad para disfrutar de una ciudad de la cual cada día nos alejamos más y más, a pesar de no movernos de ella.