Sunday, November 06, 2005

El PP lleva a la práctica lo que ellos mismos critican

En el debate sobre el nuevo Estatuto catalán se nos derrite a todos la razón. Vemos declaraciones que van de un extremo a otro y pocas demostraciones de sensatez. Sí fueron sensatos los discursos de Mas, de Madre y Carod en las Cortes Generales. Menos acertado estuvo Zapatero, dubitativo y desorientado, aunque todos pueden tener un bache, y más cuando desde tu propio partido te hacen la pinza. Rajoy, como es habitual, estuvo brillante en su esquema de frases sencillas para un auditorio sin complicaciones. Eso es lo que más le va a Rajoy, aunque como es natural, esa capa de sencillez y sentido común esconde un tufillo demagógico. Tambien es cierto, no nos engañemos, que la demagogia es una vieja costumbre heredada por todos los partidos políticos sin excepción.

Hoy se publican dos perlas en los medios de comunicación dominicales. El Mundo publica una entrevista a don Federico Jiménez Losantos, el caudillo mediático de la nueva corriente liberal españolista, que se topa hasta con el Rey, a quién acusa de no ejercer sus funciones de defensa de la Unidad y pide su abdicación. Pero la mejor perla es la encuesta que publica La Razón sobre intención de voto y apoyo al Estatut. Según esta encuesta, realizada el 3 y el 4 de noviembre a 800 potenciales votantes de todas las edades y en "todo el territorio nacional", el PSOE y el PP registrarían hoy un empate técnico con ligera ventaja para los "populares". Respecto a las elecciones del 14-M, el PSOE perdería hasta 1 millón de votos. Pero lo más significativo es lo relativo al Estatut. A nadie se le escapa que el vuelco electoral, o el mayor equilibrio, se debe al desgaste de Zapatero y su partido por la actitud de apoyo e impulso del Estatut. Sin embargo, según la misma encuesta, un 54% de los españoles se opone a la aprobación del nuevo Estatut, mientras que un 34% lo aprobaría y un 11% se muestran indecisos. Por lo tanto, la encuesta nos indica que, a pesar de que una mayoría de españoles son contrarios a la aprobación, un porcentaje no menos significativo de aproximadamente un 45%, o bien lo apoyan o bien dudan. Esto nos lleva a pensar que la política del PP de rechazo frontal a cualquier discusión sobre el articulado del Estatut está excluyendo como mínimo, y segun la encuesta de La Razón, al 45% de los españoles. Por lo tanto, la política del PP es frentista, poco realista y alejada de las voluntades de casi la mitad de los electores. Mi modesto sentido común me dice que con tales resultados, un proyecto de Estatut merece, almenos, los comentarios y el debate, a favor o en contra, de un partido político que representa a una gran parte del electorado. Ser rehén del estilo Aznar significa amordazar a una parte de los diputados del PP, cuyas aportaciones, con toda seguridad, elevarían el listón intelectual parlamentario. Como es habitual, el miedo sigue moviendo a la derecha.

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