Thursday, April 20, 2006

Kraków

Recien regresado de un viaje de una semana a Cracovia, antigua capital de Polonia y emergente centro cultural y universitario en la Europa contemporánea. Las marcas del sufrimiento de Cracovia en el siglo XX están presentes en diferentes puntos de la ciudad y en la región de Malopolska. El original barrio judío de Kazimierz; el ghetto judío al otro lado del río Wisla, al que fueron desplazados los habitantes de Kazimierz durante los años de ocupación nazi, el experimento comunista de Nowa Huta (ciudad de nueva planta ubicada alrededor de la fábrica de acero), o el campo de exterminio de Oswiecim (Auschwitz en alemán). Una ciudad que ha tocado fondo como Cracovia y que ha vivido al borde de la aniquilación sólo puede tener ganas de vivir. Por eso, las calles de Cracovia son una mezcla de esa mirada cansina, con ojos brillantes, de aquellos que han vivido bajo la hoz y el martillo despues de sobrevivir al nazismo, pero tambien son las calles de esa nueva clase emprendedora que renueva los edificios históricos olvidados durante tantos años, que recupera la memoria histórica, que potencia su universidad, que crea nuevas exposiciones y centros culturales, e incluso que aprovechando la estela del último Papa, se reivindica como eje de pensamiento filosófico y espiritual. Todo ello es Cracovia y en parte, un ejemplo de la nueva Europa cuyo dinamismo deberá compensar la decadencia y falta de liderazgo de los países del oeste.

En la fotografía, nombre de la plaza central del experimento de ingeniería social de Nowa Huta. Ronald Reagan es, junto al Papa Juan Pablo II, uno de los líderes más respetados en Cracovia, por su papel relevante en la deconstrucción pacífica (o no) del comunismo. Sobre el ghetto judío, las deportaciones y el exterminio prefiero no hablar porque siento vergüenza, simplemente como ser humano. Como muy bien explica el título de la exposición que uno encuentra nada más llegar a Auschwitz-Birkenau: "Aquí veréis lo que el hombre le hizo al hombre".

Sunday, April 09, 2006

Visiones desde la decadencia europea

En uno de mis últimos posts me refería a la Cátedra de Liderazgos que ha puesto en marcha ESADE Business School. Ayer sábado, en una tarde soleada en Barcelona, sentado en uno de los bancos más gaudinianos de la ciudad (los del Parc Güell), y con una vista de pájaro de un tercio de la metrópolis, leía detenidamente la transcripción de uno de los actos de presentación de la Cátedra, que tuvo lugar en Madrid en noviembre y que se basó en un coloquio entre tres de los más ilustres miembros de la cátedra: Antonio Garrigues Walker, Felipe González y Jordi Pujol.
Casi me veo obligado a copiar algunas frases que esos tres líderes (cada uno con sus aciertos y sus errores) pronunciaron. Todos los comentarios buscan la complicidad de esos nuevos líderes, hoy todavía desconocidos, que están en situación latente, que no afloran, y que Europa tanto necesita. Ya comenté tambien en otro post un poco más lejano, que es en los períodos en los que tenemos vacíos de liderazgo cuando arrecian las grandes crisis morales y conflictos sin solución. Así que no nos despistemos. Para empezar, una "perla" que le pronunció el dirigente chino Deng Xiao-Ping a Felipe González hace veinte años: "Los europeos, que son tan poquita gente, ¿por qué no se ponen de acuerdo?". ¡Qué simple y profundo diagnóstico! Si ese mismo comentario lo aplicamos a España, entonces tiene ya dimensión de chiste. Otra reflexión de "Felipe" nos pone en nuestro debido sitio en el escenario internacional. Y es que hoy pintamos muy poquito. Pero fijaros que una vez más los números y la lógica nos dejan en evidencia: "Si en Europa tenemos 1.4 millones de soldados, ¿cómo es posible que, si nos lo piden, no tengamos una fuerza de interposición de 100,000 en Israel que impida que aquellos dos pueblos se sigan matando entre ellos?". Jordi Pujol, que dio muestras una vez más de su profundo europeísmo, fue a mi entender quien mejor puso el acento en El Problema de la Europa contemporánea. Habló de Monnet (M), Schumann (S) y Adenauer (A) como si hubieran sido el auténtico dream team europeo, elogiando que ellos "sí tenían los objetivos claros". Porque es lógico que para tener capacidad de liderazgo tienes que saber adónde vas. Pero fue en ese punto cuando Pujol matizó y nos definió el problema: "M, S y A tenían los objetivos muy claros, aunque hay que reconocer que por entonces esto era más fácil que en la actualidad: su objetivo era la Paz, porque salíamos de la Guerra. Y además, la confrontación con la URSS ayudó a aglutinar Europa. Los líderes de hoy tendrían que definir un objetivo nuevo, lo cual es mucho más difícil". Qué alarde de sinceridad y capacidad de definición. Por último, me quedo con una idea unánime pero que fue dibujada por Garrigues: "El mejor líder europeo es sin duda Tony Blair, pero no está con nosotros. Con Gran Bretaña no podemos contar".